La toxina botulínica, es una sustancia purificada que se obtiene de una bacteria. Cuando se inyecta en pequeñas cantidades en los músculos faciales, bloquea los impulsos nerviosos que causan las contracciones musculares, relajando así los músculos y suavizando las arrugas dinámicas.

• Suavizar arrugas: Es el uso más común. Elimina las arrugas de expresión como las líneas de expresión del entrecejo, las patas de gallo y las líneas de la frente.
• Elevar las cejas: Crea un efecto de «lifting» sutil en las cejas.
• Reducir la sudoración excesiva: Se puede aplicar en axilas, manos y pies.
• Tratar ciertas condiciones médicas: Como el blefaroespasmo (contracciones involuntarias de los párpados) y la distonía cervical (contracciones musculares en el cuello).

1. Consulta: Evaluamos tu rostro y armamos un protocolo personalizado.
2. Preparación: Se limpia la zona a tratar.
3. Inyección: Se utilizan agujas muy finas para inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica en los músculos específicos.
4. Recuperación: El tratamiento es rápido y no requiere tiempo de recuperación.

• Resultados naturales: El objetivo es suavizar las líneas de expresión, no eliminarlas por completo.
• Procedimiento rápido y sencillo: La sesión suele durar unos minutos.
• Mínima recuperación: Puedes retomar tus actividades diarias inmediatamente.
• Resultados duraderos: Los efectos suelen durar entre 3 y 6 meses.

La toxina botulínica es un tratamiento seguro cuando lo realiza un profesional cualificado. Los efectos secundarios son generalmente leves y temporales, como enrojecimiento o dolor en el lugar de la inyección.

La toxina botulínica es adecuada para personas sanas que desean mejorar su apariencia y reducir las señales del envejecimiento.

No es recomendable para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.